Mi hijo mayor está tejiendo un cuello para una fiesta de su colegio. Al comienzo estaba muy reacio diciendo que todo le salía mal, pero con los días y cuando ya «agarró» bien la técnica de tejido con palillos, comenzó a mostrarme contento y orgulloso su avance.
En una de nuestra conversaciones me decía que tenía que concentrarse bastante para tejer y lo miré sonriendo y le dije: «Ahora me entiendes?» ; Sí mami, me respondió, ahora te entiendo!
Dudo que él siga tejiendo, porque lo suyo es la informática, pero me alegro mucho que se haya dado el tiempo de desafiarse a sí mismo y vivir la experiencia del tejido!
Toda esta conversación me llevó automáticamente a mis inicios. Cuanto me costó creerme el cuento de que podría hacerlo; cuantas veces dije no puedo, pero seguí intentando. Y hoy veo los frutos de haber seguido! Cada día me gusta más tejer estos pequeños grandes amigos de hilo que sacan sonrisas y generan horas de imaginación y diversión en grandes y chicos!
Y hoy miro atrás y siento alegría por haberme decidido y dedicado a tejer, porque es mucho más que un arte manual!
El tejido fue terapia en época de pandemia donde tuve que seguir asistiendo presencial a mi trabajo.
Ha sido una instancia para conocer un mundo nuevo muy interesante que no tiene límites ni fronteras y así también conocer virtualmente a grandes tejedoras que me han enseñado, guiado y aconsejado y con algunas se ha dado más allá del tejido!
Ha sido hermoso ver como esta técnica milenaria trasciende el tiempo, las edades y las fronteras!
Sin comentarios